lunes, 6 de junio de 2016

No Jures en Falso. Campaña para Inocentes

"No Jures en Falso" fue una campaña que comencé para el juego Inocentes, de Nosolorol.

Inocentes es un juego español tremendamente interpretativo, tanto que elimina los sempiternos dados y los sustituye por "tabas", gominolas o piezas de colores a intercambiar por habilidades. Además de este cambio en la mecánica "tradicional", Inocentes es particularmente interesante porque está estructurado para que todos los jugadores manejen niños.

La idea, sencilla en su maldad, es que es durante la infancia que los miedos irracionales, los miedos a fantasmas, brujas, monstruos y criaturas de las tinieblas, nos acechan con mayor facilidad. La imaginación, el desconocimiento y la ausencia de cinismo nos hacen particularmente susceptibles a leyendas de horror, cuentos macabros e historias de miedo.

Al asumir el papel de un niño, el jugador entra poco a poco en una catarsis en la que recuerda esos miedos, recuerda haber temido a la sombra bajo la cama y al ruido de arañazos detrás de la puerta. Pero lo hace, además, con el bagaje imaginativo de todos sus años consumiendo terror.
Un cóctel maravilloso, si se tienen los buenos jugadores y un buen director de juego.

Yo tuve unos jugadores excelentes durante la única partida que pude hacer de la campaña.

Han pasado muchos años, las hojas del manual y de los materiales que hice para la campaña han amarilleado, y como anciano que recuerda glorias pasadas, he vuelto a hojearlo todo con nostalgia.

Como dejar que esta experiencia fuera enterrada y jamás recordada me parecía una afrenta, he recuperado algunas de las imágenes, he hecho esfuerzo de memoria, y traigo el germen de la campaña que nunca fue para que otros puedan aprovecharla.

Que la disfrutéis...


Estamos en la Segunda Guerra Mundial, en Inglaterra. Los bombardeos nazis sacuden la ciudad de Londres, que se refugia como puede en el metro y en los sótanos, como ratas.
El gobierno inglés comienza a trasladar a niños a zonas lejanas de las grandes urbes, para alejarlos de los bombardeos.

Los jugadores interpretarán al último grupo de niños que una antigua residencia de un college prestigioso ha aceptado. Ya tienen otros niños en acogida, y la llegada de los nuevos inquilinos va a suponer un problema en el abastecimiento de comida y para el parco personal restante, que ya tenía ciertas dificultades para lidiar con los niños que habían tenido que acoger por mandato gubernamental.


La primera noche de estancia en su nuevo hogar, los niños serán reunidos en secreto por Thomas, que lidera a los niños del internado. Tiene un secreto que contarles, pues además de los problemas de falta de alimentos y la animadversión que los adultos les dirigen, obligados por ley a mantener a esos niños, hay algo más que recorre los pasillos en la oscuridad y que se oculta tras las cortinas en las noches de tormenta.

Thomas lo conoce bien, su hermano Charles fue secuestrado por aquella presencia casi al principio de la guerra.

Los adultos dijeron que se trató de una fuga, de un pre-adolescente que intentaba ir al frente con su padre, con la cabeza llena de fantasías de gloria y victoria por culpa de la propaganda de guerra.

Los adultos no saben nada.

Charles fue llevado por Al Que No Le Gustan Tus Lágrimas, porque Charlas hizo algo que jamás había que hacer.
Mintió en un juramento. Juró en falso.

No Jures en Falso.

Porque a los niños que juran en falso, se los lleva el Señor Sonrisas...

Niiiños, soy el Señor Sonriiisas,
y me gusta veros sonreír...
Las mentiras son piedras, mis niños,
que os pesan en vuestro corazoncito.
Os llenan de culpa y miedo, mis pequeños,
y os hacen estar tristes.
No me gustan vuestras lágrimas,
ni vuestro mohínes.
Así que no digáis mentiras, pajaritos.
Porque si no tendré que venir, sí, a por vosotros.
Para que podáis sonreír de nuevo.
Para siempre, para siempre.





El Señor Sonrisas no era el Villano principal de la primera partida, sino que ejercía de hilo conductor, atado a las piedras del internado, para toda la campaña.
Cada partida, los niños tendrían que enfrentarse a ciertos retos que, evidentemente, podía llevarles a jurar en falso...

Durante la primera y única que tuvimos, fue sólo una niña la que se llevó en un clímax final (evidentemente, esperé a que se resolviera el conflicto inicial para que llegase el Señor Sonrisas, aquella noche).

El conflicto de aquella primera partida no era magnífico, de lo que tenía preparado para las siguientes... ni me acuerdo.

Pero le tengo mucho cariño a ese internado y al Señor Sonrisas. Tanto, que en lugar de dejarles dormir el sueño de las historias olvidadas, os los regalo.

Para que contéis nuevas historias.

Pero sin contar mentiras...

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